lunes, 7 de enero de 2013

Chicaque: año nuevo, especies nuevas.

Un par de días atrás fui contactado por mi amigo Daniel a través de la Internet. El propósito, invitarme a pajarear al Parque Natural Chicaque con un grupo de aficionados que visitarían el parque para observar las aves del ecosistema. De inmediato acepté la propuesta y empezamos a detallar los pormenores de la visita, con tan mala fortuna que tuvimos que dividir el grupo en dos debido al número de participantes.
 
Arrancamos un poco tarde de lo usual. Hacia las siete de la mañana estaba principiando nuestra visita con la esperanza que la llegada tarde no nos aguara la fiesta con las más de trescientas especies de aves que viven o visitan el parque. El parque queda a 11 kilómetros de la salida de Bogotá por la Autopista Sur. La llegada es muy sencilla: 9 kilómetros por carretera pavimentada en excelente estado y 2 kilómetros por carretera destapada en buenas condiciones.
 
En los primeros descensos de nuestro recorrido, nos encontramos con varios individuos de especies comunes como el Atrapamoscas Acanelado (Pyrrhomyias cinnamomea), el Montero Ojiblanco (Chlorospingus  flavopectus) y el Heliángelus Belicoso (Heliangelus exortis). Vale la pena resaltar la gran cantidad de Reinitas del Canadá (Wilsonia canadensis) y mi primer avistamiento de la Paloma-perdiz Roja (Geotrygon montana).


Wilsonia canadensis
Wilsonia canadiensis
Mientras afinábamos detalles antes de la pajareada, estábamos inquietos sobre si el sábado era un buen día para pajarear en Chicaque. Es bien sabido que el sitio es muy visitado por caminantes, acampadores y turistas en general.

Hacia las nueve de la mañana empezamos a encontrarnos visitantes descendiendo por los caminos del parque pero, al contrario de lo que pensábamos, dichas personas en vez de espantarnos las aves nos dieron suerte para ver una bandada enorme (quizá la más grande que he presenciado a la fecha).
 
La bandada que vimos hacia las nueve de la mañana, tenía por lo menos 70 individuos entre atrapamoscas, trepatroncos, arañeros y reinitias. No alcanzábamos a enfocar e identificar un individuo, cuando ya aparecía otro en el cuadro y robaba nuestra atención. Sin duda alguna, un espectáculo para ver y recordar toda la vida.
 
Seguimos descendiendo y seguían apareciendo más y más aves. Las bajadas empinadas nos hacían perder altura con cada paso que dábamos. A medida que descendíamos veíamos ya otros tipos de aves de climas menos fríos del que iniciamos. Aparecieron las tángaras con sus maravillosos colores y rápidos movimientos para aumentar nuestra lista del día. Vimos Tangara nigroviridis, T. parzudakii, T. cyanocephala entre otras Thraupidae.


Tangara parzudakii 2
Tangara parzudakii
A este momento de nuestra aventura, ya nuestro amigo Daniel estaba maravillado e impactado de ver tantas especies de aves en un recorrido tan corto. Él, acostumbrado a paisajes más abiertos en los humedales de la capital, estaba disfrutando tanto como yo de este ecosistema tan propicio para las aves, como lo es el bosque de niebla.
 
Justo antes de llegar al Refugio (sitio para acampar y comer dentro del Parque), tuvimos la fortuna de encontrarnos con un par de búhos que pasaban su día refugiados del sol en un árbol a la orilla del camino.
 
Pasamos allí cerca de treinta minutos tratando de verlos bien y lograr identificarlos. Los búhos estaban juntos y bien acurrucados, lo que dificultaba su identificación. Luego de buscar mejores ángulos y rogar que se desperezaran para poder ver sus rasgos más distintivos, logramos identificarlos como una pareja de Currucutú Gorgiblanco (Megascops albogularis). Lamentablemente, no fue posible encontrar un ángulo lo suficientemente bueno como para una foto digna de compartir.
 
Pasamos por el Refugio camino al robledal con el anhelo de encontrar más especies diferentes. Queríamos ver al Tucancito Esmeralda y al Cuco Ardilla para cerrar nuestra ida con broche de oro. A pesar de que nos los pudimos ver, el bosque nos premió con una pareja de Carpintero de los Robles (Melanerpes formicivorus) y un Colibrí Chupasavia (Boissonneaua flavescens), este último otra especie nueva para mí.
 
El camino de regreso estuvo marcado por el encuentro con el otro grupo de amigos (guiados por Pablo Casallas) y una subida empinada que deja sin aire al más preparado alpinista.
 
Luego de compartir los avistamientos más relevantes con nuestros amigos del otro grupo, les recomendamos vieran los búhos que tanto nos costó identificar para ver si podían tomarle una buena foto que sirviera como evidencia del registro.
 
A pesar de la fuerte subida, pudimos ver al Cuco Ardilla (Piaya cayana) que tanto habíamos estado buscando durante todo el recorrido y al Colibrí de Pompones (Eriocnemis vestita) gracias a un enamorado que le advertía a su novia sobre la presencia de un chupaflor al costado del camino. Dos nuevas especies más para la lista de cerca de 60 especies que llevamos a la hora.


Piaya cayana
Piaya cayana
Ya para terminar la visita, decidimos ir a los comederos de colibrí ubicados en el restaurante a la entrada del parque. Son tres comederos en donde llegan alrededor de nueve especies diferentes de colibríes. Para nuestra fortuna pudimos ver el Inca Dorado (Coeligena bonapartei) que tantos visitantes atrae al parque.
 
Durante todo el recorrido agregué más de diez especies nuevas en mi lista personal. Sin duda alguna un excelente destino para ver aves y un buen presagio para este año que comienza.

Ir a la galería en Flickr.

Listado de aves registradas durante la pajareada

Penelope montagnii
Bubulcus ibis
Coragyps atratus
Geranoaetus melanoleucus
Geotrygon montana
Piaya cayana
Megascops albogularis
Streptoprocne rutila
Streptoprocne zonaris
Colibri thalassinus
Colibri coruscans
Adelomyia melanogenys
Boissonneaua flavescens
Lafresnaya lafresnayi
Coeligena torquata
Coeligena bonapartei
Heliangelus exortis
Eriocnemis vestitus
Ocreatus underwoodii
Metallura tyrianthina
Aglaiocercus kingi
Melanerpes formicivorus
Margarornis squamiger
Anabacerthia striaticollis
Xenops rutilans
Xiphocolaptes promeropirhynchus
Lepidocolaptes lacrymiger
Grallaria ruficapilla (registro auditivo)
Scytalopus latrans (registro auditivo)
Scytalopus griseicollis
Mecocerculus stictopterus
Leptopogon rufipectus
Myiophobus flavicans
Pyrrhomyias cinnamomea
Troglodytes aedon
Henicorhina leucophrys
Catharus ustulatus
Turdus fuscater
Hemispingus atropileus
Hemispingus superciliaris
Hemispingus frontalis
Hemispingus verticalis
Thraupis cyanocephala
Tangara parzudakii
Tangara labradorides
Tangara cyanicollis
Tangara nigroviridis
Tangara vassorii
Diglossa albilatera
Diglossa cyanea
Chlorospingus ophthalmicus
Zonotrichia capensis (registro auditivo)
Atlapetes albofrenatus
Atlapetes pallidinucha
Dendroica fusca
Mniotilta varia
Wilsonia canadensis
Myioborus miniatus
Basileuterus nigrocristatus
Basileuterus coronatus
Basileuterus tristriatus

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